Renta Fija

¿Qué hago con los bonos que tengo en mi cartera?

Crece la posibilidad de que los inversores en bonos se enfrenten a grandes pérdidas de capital en los próximos años.

Se llame burbuja o simplemente exceso del mercado, los últimos datos han dado más argumentos en contra de la renta fija. Los temores sobre la economía son exagerados: no habrá doble recesión y la mayoría de los indicadores apunta a un crecimiento que se está moderando pero que probablemente también será sostenido en EEUU y Europa.

El tema es que rentabilidades del 2,65% en EEUU y del 2,25% en Alemania descuentan una recesión. Históricamente, el bono a 10 años de EEUU cotiza 300 puntos básicos por encima de la inflación esperada. Incluso aunque una política monetaria extremadamente laxa reduzca a la mitad ese diferencial, las expectativas de inflación sugieren que las rentabilidades en EEUU deberían subir hacia la zona del 3%-4%.

Cabe recordar que unas rentabilidades por debajo del 2,5% incorporan un entorno macroeconómico excepcional: los gastos de inversión están en mínimos históricos en las economías maduras al tiempo que las tasas de ahorro se han disparado y que los bancos centrales siguen comprando deuda en el mercado segundario. La inflación está por debajo de la tendencia y la prima de riesgo se encuentra en máximos históricos. No podemos descartar que esta confluencia entre inversión deprimida, contracción del crédito y aversión al riesgo pueda haber construido un suelo histórico para las rentabilidades. De hecho, algo que podríamos llamar un suelo generacional, es decir, un nivel que un inversor ve una sola vez en su vida o nunca.

A estas alturas, el lector se preguntará por qué no vender a toda prisa los bonos que tiene en cartera. Bueno, hay al menos dos razones de peso: por un lado, el riesgo de una doble recesión se está desvaneciendo pero no se ha descartado del todo; cualquier previsión de un ajuste significativo de las rentabilidades puede ser prematuro y no está (¿todavía?) confirmada por los parámetros técnicos.

Por otro lado, otro tema es qué tipo de recuperación nos espera en los próximos años. Si el crecimiento y la inflación siguen deprimidos, el rendimiento de los bonos puede estancarse alrededor de un 3% tanto en EEUU como en Europa. No muy atractivo pero tampoco un trauma para los inversores que compraron por encima del 3%.

En resumen, el riesgo ha girado de la bolsa y la perspectiva de una doble recesión hacia los bonos y la posibilidad de un deterioro en tendencia de las rentabilidades. En el mejor de los casos, los bonos son dinero muerto, y en el peor, los inversores en renta fija afrontan la posibilidad de grandes pérdidas de capital a medio plazo. En Bolságora encontramos este riesgo lo suficientemente serio como para proponer una estrategia para cubrir una parte de la cartera de deuda contra el riesgo de una subida de las rentabilidades en tendencia.

Obviamente, un inversor que no pueda/sepa cubrirse debería tomar beneficios y cerrar parte de sus posiciones si las tienen en zona euro. Un inversor más agresivo puede pensar que, sobre una base de riesgo/rentabilidad, ponerse bajista en renta fija está entre las estrategias de inversión más atractivas a medio plazo.

Alain Galibert es consejero delegado de Bolságora.

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